Petronas, GNL y la luz amarilla en las inversiones

Martes, 24 de Septiembre de 2024

Desde que la semana pasada se conoció la “fuerte posibilidad” de una marcha atrás de Petronas en su participación del desarrollo de la planta de Gas Natural Licuado (GNL) en la localidad rionegrina de Punta Colorado, de manera conjunta con YPF, fue una bomba que desnudó los problemas macros que tiene la política y la economía Argentina.

Esta posible salida muestra que la inestabilidad política del Gobierno, principalmente en el parlamento, el manejo y disputa de la localización de la planta (Río Negro y Gobierno vs Buenos Aires), pero también el tipo de cambio, la escasez de reservas internacionales y el momento previo a un default de deuda, son los factores claves de la posible decisión de la petrolera estatal malaya, Petronas.

Está claro que Petronas nunca dijo voy a invertir, sino que había un acta acuerdo de entendimiento. Que incluyó la Ley de GNL, hecha a su medida durante el gobierno anterior, pero que quedó trunca en el Congreso. Y llama la atención esta actitud de distanciamiento sabiendo que está vigente en el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), con todo ese arsenal de beneficios que llaman la atención hasta los más despiertos.  

YPF, a través de su presidente Horacio Marín, dijo que si no es con Petronas será con otra empresa. Es difícil, pero no imposible, encontrar un socio de un día para el otro. Y que además esté dispuesto a semejante inversión que oscila entre los 30 y 40 mil millones de dólares.

La formación Vaca Muerta seguirá a full con su producción y nuevos records. Sin embargo, la duda de Petronas es una luz amarilla para que las grandes inversiones vengan y que permitan dar el salto exportador y alcanzar los 30.000 millones de dólares anuales para el 2030.